Soles que iluminan su valentía se disponen para despedirle en agonía. Marcha para no volver y lo saben pero no lloran, no moquean, no fruncen su ceño ni tosen amargura. Miran al frente, allí se aleja.
Se aleja ante ellos con cara de bravura y con un porte excelente. Da pasos al horizonte. El atardecer le da la bienvenida a su morada.
Impasivos le ven alejarse. Él se aleja. Su miedo se aleja, no lo volverán a ver. Son libres ahora. Dan media vuelta y comienzan a caminar junto al alba.
Nunca miraron atrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario