Sopla el viento a la espalda de los acantilados lúgubres de su razón. Sentado en una silla de madera tallada reflexiona sobre su propia vida, su propia mente. La vida es confusa y siniestra, un monstruo a abatir para algunos, una experiencia desoladora para otros y un momento único y fantástico para otros.
Al final, todo es maravilloso.
Nunca se acuerda de todo, sólo de aquello que merece la pena recordar, los momentos felices le pasan como diapositivas, los sentimientos se mezclan en su interior y la emoción le desborda fervientemente.
Parar para pensar.
Eso hizo, después de todo, eso hizo. La justicia hizo su papel y la razón le ayudó a comprender una verdad muy importante sobre su vida, "no importa la vida que tenga uno, sino lo que saque de ella".
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